Hace un tiempo nuestros amigos de ibioptics nos avisaron de que una gata estaba maullando fuerte en un rincón sin moverse. Fuemos a cogerla, pues estaba muy asustada. Le pasamos el lector de microchips y para nuestra sorpresa LLEVABA UNO!.
Como sabéis casi ningún gato lleva chip (los nuestros sí). Llamamos al teléfono asociado al microchip, y esto es lo que pasó, que la verdad que es cuanto menos sorprendente:
Cuando nos cogieron el teléfono, la conversación fue así:
- Hola! Llamo de la Clínica Veterinaria Albeitar de Ibi. Hemos encontrado a vuestra gata, la tenemos aquí en la clínica, pasad cuando querais a por ella.
- Eso no puede ser...
Pensábamos que la gatita se había caído por la ventana de algún vecino de arriba y aún no se habían dado cuenta por lo que se la describimos por teléfono. Cuando le dijimos que era un cruce de siamés, muy emocionada nos dijo...
- "Priscila, se llama Priscila, y desapareció hace cinco años en Onil".
Como os podéis imaginar los que nos conocéis, nos saltaron las lágrimas.
Lo más fuerte de describir es la expresión en la cara de Priscila cuando la he llamamos por su nombre, lo recordaba completamente. Desde ese momento empezó a seguirnos por toda la clínica visiblemente relajada.
Hemos querido compartir con vosotros esta historia porque el reencuentro fue tan conmovedor que aún hoy no nos quitamos la sonrisa de la boca. Así también os transmitimos lo útil que es el microchip.
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